La pandemia ha puesto al envejecimiento en el punto de mira

El artículo de Maria Fiorella Sarubbo participó en el II Concurso de Divulgación Científica de la UIB

Si hay algo contra lo que ha luchado el ser humano desde tiempos inmemoriales ha sido el paso del tiempo. Encontrar el elixir de la eterna juventud ha sido la meta de las más poderosas figuras de la historia y un verdadero misterio que roza lo inimaginable para la ciencia. Una ciencia sobre la que el hombre actual tiene depositada toda su fe, soñando que pueda con todo. Sin embargo, los hechos históricos, con su abrumadora imprevisibilidad, capaces de cambiar en un segundo el transcurso de la humanidad, tienen la sabiduría de recordarnos lo que somos. Y sí, aunque cueste admitirlo, somos mortales, seres sujetos al paso del tiempo, o dicho en términos científicos, seres sujetos al proceso de envejecimiento.

El envejecimiento, ese compañero infaltable de vida que, al encontrarse con la enemiga pandemia, ha dado como resultado la pérdida de muchas personas mayores. Y como buen compañero que nunca falla, también tiene un lado misterioso. Y es que, a pesar de tanto verlo, lo conocemos poco, por lo que nos preocupa mucho. Según datos estimados por las Naciones Unidas y Eurostat, en el año 2050 un 25% de la población europea tendrá más de 65 años, aproximadamente unos 149 millones de personas. Dicho de otra forma, una de cada cuatro personas. Además, como hemos visto recientemente, afecta a casi todos los aspectos de la sociedad. Desde la salud hasta la economía. Solo para hacernos una idea, se estima que algunas enfermedades asociadas al envejecimiento como por ejemplo el Alzhéimer o el Parkinson, cuestan una media de 23.000 € anuales por persona.

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Fig. 1: Estructura de la población europea por grandes grupos de edad, previsión hasta el 2100 (% de la población total). Fuente: Eurostat.

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Fig. 2: Proyecciones de la tasa de dependencia total y la tasa de dependencia de las personas mayores, para el 2100. Fuente: Eurostat.

 Pero, ¿quién es este compañero llamado Envejecimiento?

Hasta el momento, no existe una definición universalmente aceptada, pero en términos generales, se puede entender como el deterioro funcional dependiente del tiempo que afecta a los organismos vivos. Es un proceso universal en la naturaleza, progresivo, complejo, multifactorial y perjudicial, porque con él disminuye la supervivencia.

Y… ¿qué nos dice la ciencia sobre él?

Tanto ha preocupado a la ciencia, que existen más de 300 teorías sobre el envejecimiento. Estas sitúan su causa fundamentalmente en la inestabilidad genómica, en el acortamiento de nuestros cromosomas, en la muerte progresiva de nuestras células, en combinación con el efecto del ambiente. Un ejemplo de ello es la vulnerabilidad de las personas mayores frente a factores externos, como puede ser una pequeña pero muy sofisticada partícula vírica, como el coronavirus. Actualmente, la teoría más aceptada es la conocida como “la teoría de los radicales libres del envejecimiento”, que considera que hay un desgaste cada vez que una de nuestras células obtiene energía, con un coste concreto, y es el de generar unas moléculas tóxicas, llamadas radicales libres. Al más puro estilo coste-beneficio de cualquier negocio. Actualmente, los científicos intentan profundizar en estos aspectos para combatir con éxito las enfermedades frecuentes de esta etapa de la vida, usando tanto animales de laboratorio como ensayos clínicos más complejos en humanos.

¿Por qué vinculamos la edad a la aparición de enfermedades neurológicas?

El cerebro es particularmente vulnerable al envejecimiento, porque con la edad disminuyen sus defensas antioxidantes y disminuye la capacidad de defensa de su sistema inmune, dando lugar a una respuesta exagerada frente a posibles enemigos como lo sería un virus. Esa respuesta se conoce como “inflamación asociada al envejecimiento”. Además, las neuronas pierden lo que se conoce como “plasticidad”; es decir, la capacidad de ser flexible para adaptarse y crear nuevas conexiones con funciones muy concretas. Por lo que, sin buenas defensas y con mala comunicación, se acumula el daño.

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Fig. 3. Principales características y causas del envejecimiento. Fuente: Sarubbo Maria Fiorella (2016). Estrategias neuroprotectoras en el envejecimiento cerebral. Mecanismos neuroquímicos y moleculares y su correlación con los efectos sobre las capacidades cognitivas. Tesis doctoral en Neurociencias, UIB

¿Cuándo empezamos a envejecer?

Es a partir de los cuarenta cuando sus mensajes comienzan a ser más contundentes, no tanto de apariencia, sino de pérdida progresiva de funcionalidad. Si lo comparamos con nuestros dispositivos electrónicos, diríamos que entonces la obsolescencia programada hace su aparición en escena, hasta que en edades más avanzadas, consigue su máximo protagonismo. Por ejemplo, en forma de pérdida memoria.

Entonces, si no podemos detenerlo, al menos ¿podemos hacer algo para que nuestro compañero Envejecimiento sea más benévolo?

Podemos aliarnos a él, intentando vivir mejor el tiempo que vivamos, lo que quizás incluso sea la mejor pócima para alargar nuestra vida. Conocer que las neuronas son flexibles, que tienen elementos que ayudan a su crecimiento, y que poseemos una pequeña reserva de células madre neuronales que están preparadas para salir al rescate, nos permite saber que podemos entrenar nuestro cerebro.

En concreto, podemos entrenar su flexibilidad, ya que se ha visto que hay más flexibilidad neuronal en personas sanas de 80 años entrenadas que en sujetos poco entrenados de 50 años. Surgen así las estrategias de envejecimiento activo. Un conjunto de pautas de estilo de vida, que incluyen la alimentación, el ejercicio físico y el bienestar psicológico, encaminadas a atenuar el envejecimiento y mejorar la calidad de vida.

Así, por ejemplo, cuidando nuestra alimentación podemos obtener antioxidantes. En concreto, en las últimas décadas han llamado la atención de los científicos un grupo en particular, los polifenoles. Los encontramos en frutas y verduras, incluso en el vino. Parecen ser fieles defensores contra el envejecimiento, porque combaten el estrés oxidativo y la inflamación. Además, se alían y activan pequeñas ambulancias de rescate de nuestras células, como son las proteínas sirtuínas. Serían gladiadores alimentarios contra las minas que el envejecimiento va dejando en nuestro organismo.

Figura 4

Fig. 4. Ejemplos de polifenoles con sus efectos antienvejecimiento. Fuente: Sarubbo Maria Fiorella (2016). Estrategias neuroprotectoras en el envejecimiento cerebral. Mecanismos neuroquímicos y moleculares y su correlación con los efectos sobre las capacidades cognitivas. Tesis doctoral del doctorado en Neurociencias, UIB.

En conclusión, la humanidad debe afrontar el envejecimiento de su población desde múltiples ámbitos, comenzando por promover el conocimiento científico, hasta la creación de estrategias de envejecimiento activo que incluyan el acompañamiento psicológico de las personas mayores. Sobre las personas mayores, la historia nos ha enseñado dos cosas: la primera es que, frente a las crisis, ellos son nuestra experiencia y fortaleza; la segunda, que en una sociedad globalizada, como la nuestra, su olvido puede llevar a la pérdida. Por tanto, sigamos reflexionando, actuando e investigando para que no ocurra otra vez, que podamos decir que fue con un virus que nos acordamos de ti, compañero Envejecimiento.

Fecha de publicación: Thu Nov 04 08:20:00 CET 2021